domingo, 18 de septiembre de 2016

María Rosa Leoni

Insomnio María Rosa Leoni


Uno… dos… tres.
No, no hay caso no me puedo dormir.
¿Qué me dijo el flaco? Que rezara, sí pero como era… Padre nuestro que vives… No, me parece que así no era… y el otro, Dios te salve madre… no, no me los acuerdo.
¿Cuánto hace que tomé la comunión? Como un siglo, que me voy acordar… y con lo nervioso que estoy. 
El Flaco dice que todo va a ser fácil, que arregló al de seguridad, que le va a dar una parte, que con el toco grande nos quedamos nosotros y nos salvamos.
Esto es en serio, me trajo un arma y todo.
Uno… dos… tres, tengo que dormir, mañana hay que estar bien lúcido, si no me voy a confundir las consignas que me dio el flaco. 
¿Pero por qué no me puedo acordar de rezar? Padre nuestro que…
Dijo que no me preocupara porque ellos eran peores que nosotros, esa plata es para pagar la “merca” que le traen, para después repartirla y matarnos de a poco.
Sí, me tengo que dormir. Uno, dos…tres…cuat…
No puedo no hay caso, si me acordara de rezar, ¿cómo decía el catecismo?
Padre nuestro que… ¿quién era el Padre, Dios o Jesús?? pucha que no me acuerdo.
¿Y si me matan?
Algo decía el catecismo, “No matarás” ¿y si me matan?
La puerta. Es el flaco, ya es la hora y yo no pude pegar un ojo, mejor ni le cuento.
Todo va a estar bien, el de “seguridad” está con nosotros.
Después de esto, prometo aprenderme el Padre nuestro y el otro y el otro… ¿Dónde estará ese librito qué leíamos?
Me acomodo el arma, respiro hondo, el aire fresco de la calle me despeja un poco.
No hay nadie por ningún lado, sólo nosotros dos.
Y yo sin acordarme si Dios era el padre o el hijo. Tengo miedo.
El de seguridad dejó la puerta del portón sin llave. Entramos, primero el flaco, después yo, está oscuro no se ve ni se escucha nada.  
Como en un relámpago se escuchan dos disparos.
Me dieron. El flaco grita, yo no puedo gritar, la bala entró justo en la frente arriba de los ojos. 
Nos sacan a la calle, llega la policía. 
Traen una bolsa negra, me meten ahí, me cierran.
Yo quiero acordarme del Padre nuestro que estás en los cielos…



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