jueves, 20 de octubre de 2016

Marta Becker


                                                 ULTIMA VEZ  Marta Becker

Abre las ventanas, deja que entre el aire frío, el viento mueve las cortinas que ella observa por última vez, y surge en su cabeza un pensamiento tan trivial para el momento como el hecho de que ya no las lavará más.
Desordena las sábanas, tira de un manotazo todas las cosas depositadas en la mesa de luz, y con una sonrisa amplia sale del dormitorio.
El placard vacío habla de sus intenciones.
Reconoce después de mucho tiempo que no es merecedora de la presión psicológica que soportó durante años, y si bien ya no es tan joven, aún le queda vida por disfrutar y está dispuesta a aprovecharla. Romper con los mandatos atávicos será su mayor triunfo.
Cuántas cosas pasaron, cuántas palabras se dijeron, cuánta energía perdida. Una realidad que antes no podía ver la vuelve consciente  para tomar la decisión,  con una firmeza que no conocía en ella.
Ya no se permite influenciar por la familia, los amigos, y hasta los vecinos;  eran meros espectadores de una ficción con dos personajes de  excelente actuación en el escenario cotidiano, pero que se arañaban en la intimidad.
Nada la va a detener. Huele la liberación. Se siente eufórica, aunque por dentro  un dolor punzante le recuerda que pasó la vida, la suya, y no supo manejarla.
Recorre con lentitud todas las habitaciones, fija la mirada en cada detalle que le trae recuerdos, los amontona en la memoria, y comienza a cantar mientras recoge sus cosas.
No quiere ver a nadie.


Apaga todas las luces, enciende la radio a todo volumen y sale a la calle dando un tremendo portazo.

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